Introducción L os cambios de gobierno sexenales en México, generan la renovación del Plan Nacional de Desarrollo, refrescan –no siempre mejoran- la alta estructura directiva del gabinete del Poder Ejecutivo, reasigna presupuestos, planes y programas, modifica en diversos sentidos a la estructura burocrática del estado y no obstante lo anterior, no puede considerarse sintomático de avance en lograr verdaderas transformaciones ni de alcanzar eficiencia en nuestro sistema político-administrativo. Sin menospreciar las bondades, beneficios y logros de la vida democrática, renovar al Presidente implica renovar la totalidad del Poder Ejecutivo –y que se intente modificar en torno a su idea, plataforma, destino manifiesto y antojo, a los otros 2 poderes, el Legislativo y el Judicial- y en general, lo inmediato que provoca es el hacer cambios por hacerlos al comenzar una nueva gestión. Lo anterior parece ser una constante en el funcionamiento de nuestro sistema político y el de una muy amp